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miércoles, 13 de agosto de 2014

VRYKOLAKAS: Los vampiros de Grecia.

En el folclore griego, el Vrykolakas, también conocido como vorvolaka o brucolaco, es un muerto viviente que puede tener apariencia humana, o también en forma de hombre lobo (una especie de criatura híbrida entre un vampiro y hombre lobo). 




Según las historias locales, la criatura sale de su morada todos los días excepto los sábados y tiene la capacidad de drenar la fuerza vital de la víctima mientras duerme, muy similar al súcubo o íncubo, incluso también son asociados con la actividad paranormal.

Aunque los informes de ataques del vrykolakas han sido reportados en toda Grecia, por razones poco claras, los habitantes del pequeño archipiélago de Santorini han estado especialmente afectados por estas criaturas.

Convirtiéndose en un Vrykolakas

Los Vrykolakas son cadáveres que regresan de la muerte. Según dice la leyenda, una persona común puede llegar a convertirse en una de estas criaturas de varias maneras. Un bebé que nace en una Iglesia en el mismo día que mueren sus hermanos tiene toda la posibilidad de convertirse en un vrykolakas. Cualquier persona que muere sin la extremaunción, o que ha sido excomulgado, o si su cuerpo se ha mantenido incorrupto después de haber sido enterrado, o si su un animal de compañía salta sobre su ataúd antes de ser enterrado, están destinados a convertirse en un vrykolakas.

Otras formas de convertirse en una de estas criaturas es comiendo carne de una oveja muerta por un lobo o por un hombre lobo, y, por supuesto, la antigua teoría vampírica, una persona asesinada por un vrykolakas se convertiría automáticamente en uno de ellos. También se cree que si alguien que se ha convertido en un hombre lobo durante la vida puede tomar las características vampíricas de un vrykolakas después de la muerte.

Ataques de los “no muertos”

La forma más común de seleccionar un vrykolakas a su víctima es directamente llamando a la puerta de su casa, incluso llamándole por su nombre. Si la victima abre la puerta al primer golpe o simplemente lo mira directamente a los ojos, esa persona morirá de miedo y, después del entierro, se convertiría en un vrykolakas. Por lo tanto, en Santorini, y probablemente en otras partes de Grecia, esperan a escuchar varios golpes antes de abrir la puerta.

La otra forma de que un vrykolakas mate a su víctima es accediendo a la casa de su víctima mientras duerme y sentarse en su pecho hasta asfixiarla.


  En el libro “Historias griegas de los Vrykolakas”, escrito por D. Demetracopoulou Lee (1941), hay varios relatos reales sobre la criatura. En una de sus historias explicaba que una vez hubo un vrykolakas casado y con dos hijos. Pero cada sábado él desaparecía sin que su esposa Anieli supiera donde iba. Durante una fiesta local que tubo lugar un sábado, los aldeanos se dieron cuenta que faltaba el esposo de Anieli. 



Así que los aldeanos salieron con antorchas al cementerio local para comprobar que no estuviera ahí. Los aldeanos encontraron una tumba medio abierta y en su interior se encontraba el marido de Anieli. Todos se dispusieron a quemarlo, pero antes el pidió clemencia. Los aldeanos no mostraron piedad y lo quemaron. Es fue el final de uno de los vrykolakas.

Más allá del folclore
Según los registros históricos, en siglo XVII cada vez que se creía que un vrykolakas estaba acechando una aldea, los habitantes solicitaban al obispo local la exhumación del cadáver sospechoso de ser un no muerto. El exorcismo, la decapitación, el desmembramiento, o colocando un clavo en la cabeza del cuerpo exhumado eran los métodos más comunes que se empleaban para matar a un vrykolakas, seguido de una cremación.

En Santorini era tradicional para los pescadores y otros navegantes que cuando pasaban cerca de las islas realizaban el signo de la cruz antes del amarre en el puerto principal, sólo para desterrar las malas influencias que se podían haber quedado en sus barcos. 

 En la actualidad, los residentes de Santorini dicen que ya no creen en la existencia de los vrykolakas, pero la realidad es que sus residentes continúan colocando elementos de protección, tales como ajo, detrás de las puertas de sus casas. ¿Continúan existiendo los vrykolakas entre nosotros? ¿O se trata de simples leyendas?

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