Una familia en la ciudad de Jacksonville (Florida, EUA) había
descubierto un artefacto que desafió todos los intentos realizados por
clasificarla.La “bola Betz”, como se le llegaría a conocer, era
capaz de realizar proezas verdaderamente asombrosas, como rodar hacia un
lugar determinado por su propia cuenta y regresar a la persona que la
había hecho rodar; vibraba y zumbaba como respuesta a los acordes de una
guitarra.
La “bola Betz”, como se le llegaría a conocer, era
capaz de realizar proezas verdaderamente asombrosas, como rodar hacia un
lugar determinado por su propia cuenta y regresar a la persona que la
había hecho rodar; vibraba y zumbaba como respuesta a los acordes de una
guitarra. El interés por la esfera la convirtió en la sensación del
momento, llegando a atraer la curiosidad de la
Marina de Guerra de EE.UU., que la pidió prestada a los Betz para someterla a una serie de pruebas. Los escépticos no demoraron en presentarse, alegando que la milagrosa esfera de metal no era más que una válvula de retención de una fábrica de papel, y la curiosidad del público se extinguió después de dicha aseveración.
Marina de Guerra de EE.UU., que la pidió prestada a los Betz para someterla a una serie de pruebas. Los escépticos no demoraron en presentarse, alegando que la milagrosa esfera de metal no era más que una válvula de retención de una fábrica de papel, y la curiosidad del público se extinguió después de dicha aseveración.
Si se le golpeaba con un martillo, el objeto producía sonidos como una campana; si se le colocaba sobre una mesa de vidrio, el objeto parecía ir “en busca” de la orilla de la mesa para luego alejarse de ella; si se inclinaba la superficie de vidrio, el objeto se desplazaba – asombrosamente – en el sentido contrario. La especulación sobre la verdadera naturaleza del objeto misterioso iba desde una sonda alienígena hasta un dispositivo antigravitatorio extraído de un OVNI derribado.
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