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Los Misterios Y secretos del Mundo al descubierto
Xpedientes Secretos

 

martes, 10 de junio de 2014

Meditación Analítica y una Meditación Reflexiva


En qué meditamos hoy?
Siempre es importante llevar a la meditación nuestros problemas y nuestras aflicciones, de esta forma llegaremos a la comprensión y esto nos ayudará poco a poco ir disminuyendo su efecto, hasta poder llegar a dominarlas. La mejor manera es prácticar una meditación analítica y luego una reflexiva. A continuación hay un ejemplo como sería en un estado de ira y de odio, pero de esta misma forma y orden, se puede aplicar a cualquier otro problema o en alguna observación que deseemos meditar, como impermanencia, vejez, el dolor de los demás, dentro de muchos otros. Aplicar este tipo de meditación nos ayudará a reforzar nuestra empatía, nuestra compasión. Es una meditación que nos puede ayudar en muchos aspectos en nuestra vida.   
Para hacer esta meditación vamos a comenzar con un poco de visualización. Imaginen una escena en la que alguien que conocen bien, alguien muy próximo, pierde los estribos, por ejemplo en una relación muy tensa. Esta persona se encuentra dominada por el odio intenso, pierde la compostura mental, genera vibraciones muy negativas y llega al extremo de lesionarse y romper cosas. A continuación piensen en los efectos inmediatos de odio o ira intenso. En la visualización intenten ver incluso la transformación física que sufre esa persona. Esta persona cercana agradable en el pasado, se convierte ahora en un ser desagradable, incluso fisicamente. Esto es una meditación analítica. Visualicen la escena y mediten sobre ella durante unos minutos utilizando la imaginación. Cuando acaben, intenten relacionarla con su propia experiencia. Después piensen: “Nunca permitiré que me dominen el odio y la ira, porque si lo hago me encontraré en la misma situación y sufriré estas consecuencias, perderé la serenidad y la paz mental y adoptaré esta apariencia física desagradable”. Tomen esta decisión y después reflexionen sobre ella.
Así pues, en la primera parte se realiza una meditación analítica y en la segunda se lleva a cabo una meditación reflexiva.
Si la imaginación nos permite realizar está práctica de visualización debemos reconocer que tiene gran poder. En nuestra vida cotidiana estamos expuestos a muchas situaciones, por ejemplo en el cine o en la televisión donde hay escenas de sexo y violencia. Podemos verlas centrándonos en los efectos que producen y considerarlas como una especie de indicador del que podemos aprender algo. Toda experiencia es una lección.
Cuando meditamos de está forma, en el momento en que nos encontremos dominados por el odio o la ira, está pequeña meditación se nos vendrá a nuestra mente sin darnos cuenta, nos ayudará así a observar nuestra mente y a reconocer cuando las aflicciones están presentes en nosotros y gracias a está observación, ayudará a dominarlas. Esta meditación puede parecer sencilla, pero si sabemos trabajarla puede llegar a ser muy poderosa

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