Los científicos que buscan vida extraterrestre
cuentan, a partir de ahora, con un arma nueva. Y muy poderosa, según
afirman sus creadores en un artículo recién publicado en PNAS. Se trata
de un nuevo modelo, el más refinado de cuantos existen, para identificar formas de vida en planetas fuera del Sistema Solar. Ha sido puesto a punto por un equipo del University College, de Londres y se centra en el metano, la más simple de todas las moléculas orgánicas y una pista capaz de delatar la posible existencia de vida.
Para averiguar de qué está hecho un planeta remoto
en órbita de una estrella lejana, los astrónomos suelen analizar el
modo en que la atmósfera de ese planeta absorbe los diferentes colores
de la luz de su sol y comparan después los datos obtenidos con un
modelo, o espectro, que permite identificar la naturaleza de las
diferentes moléculas presentes.
Según Jonatjan Tennyson, coautor del estudio, "los
actuales modelos del metano están incompletos y llevan a subestimar
gravemente sus niveles en los diferentes planetas en los que se efectúa
la medición. Puedo asegurar que nuestro nuevo modelo tendrá un gran impacto para el estudio futuro de planetas y estrellas frías fuera de nuestro Sistema Solar, y ayudará a los científicos a identificar en ellos signos de vida extraterrestre".
El estudio describe cómo los investigadores utilizaron uno de los superordenadores
más avanzados de Gran Bretaña, el de la Universidad de Cambridge, para
calcular cerca de diez mil millones de líneas espectroscópicas
diferentes. Cada una de ellas refleja un color distintivo en el cual el
metano puede absorber luz. La nueva lista de líneas es 2.000 veces mayor
que cualquier otra existente, lo que significa que puede ofrecer
información mucho más precisa en una amplia gama de temperaturas a las
que hasta ahora nadie había conseguido llevar a cabo mediciones.
Una gran sorpresa
Para Sergei Yurchenko, autor principal de la
investigación, "la totalidad del espectro que hemos creado solo ha sido
posible gracias al sorprendente poder de los superordenadores modernos,
necesarios para las miles de millones de líneas requeridas para el
modelo. Limitamos el umbral de temperatura a los 1.200 grados para
adaptarnos a la capacidad disponible, por lo que nuevas investigaciones
podrán expandir el modelo a temperaturas aún superiores. Nuestros
cálculos necesitaron cerca de tres millones de CPU trabajando juntas.
Una capacidad accesible a muy pocos ordenadores".
"Estamos emocionados - añade Yurchenko- por haber
usado esta tecnología para ir mucho más allá de los modelos disponibles
para los investigadores que estudian las posibilidades de vida en
objetos celestes, y estamos ansiosos por ver cómo nuestro nuevo espectro
les ayudará en sus descubrimientos".
El nuevo modelo ya ha sido probado y verificado al reproducir en detalle la forma en que el metano de las enanas marrones absorbe la luz. Está, pues, listo para su uso y, quizá, para darnos alguna gran sorpresa en un futuro próximo.
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