“Alguien me había mencionado la existencia de un cementerio para recién
nacidos, pero lo que he descubierto es mucho más que eso”, declaró la
historiadora Catherine Corless, quien efectuó el descubrimiento.
Los registros del convento dicen que los niños murieron de hambre o de enfermedades infecciosas, como el sarampión o la tuberculosis.
Estos
recién nacidos fueron probablemente enterrados secretamente por monjas
del Convento Santa María, gestionado por monjas del Buen Socorro.
Un familiar de un niño que estuvo en esa institución interpuso una querella para esclarecer lo que ocurrió.
“Muchas
de las revelaciones son profundamente perturbadoras y un recuerdo
impactante de un pasado oscuro en Irlanda donde nuestros niños no eran
amados como deberían”, dijo en un comunicado el responsable de Infancia y
Juventud del gobierno irlandés, Charlie Flanagan.
La fosa común fue descubierta en 1975 por los vecinos, que hasta ahora creían que los huesos eran de víctimas de la Gran hambruna irlandesa del siglo XIX, en la que murieron cientos de miles de personas.
El convento fue derribado hace años para construir casas, pero la zona donde estaban las osamentas fue cuidada por los vecinos.
St Mary era uno de los muchos hogares para madres e hijos que existían en Irlanda en el siglo XX.
Miles de mujeres solteras embarazadas, tildadas entonces de “perdidas”, fueron enviadas a dar a luz a estos hogares.
Las mujeres vivían en el ostracismo de la sociedad irlandesa, y a menudo las obligaban a dar a sus hijos en adopción.
Los problemas de enfermedades y malnutrición en esos centros están documentados desde hace tiempo. Un informe oficial de 1944 sobre una visita al convento Santa María de Tuam describía a los niños como “débiles, de vientre abultado y esqueléticos”.
La doctrina conservadora católica de la época negaba a estos niños el bautizo y, en consecuencia, el entierro en campos santos.
La fosa común fue descubierta en 1975 por los vecinos, que hasta ahora creían que los huesos eran de víctimas de la Gran hambruna irlandesa del siglo XIX, en la que murieron cientos de miles de personas.
El convento fue derribado hace años para construir casas, pero la zona donde estaban las osamentas fue cuidada por los vecinos.
St Mary era uno de los muchos hogares para madres e hijos que existían en Irlanda en el siglo XX.
Miles de mujeres solteras embarazadas, tildadas entonces de “perdidas”, fueron enviadas a dar a luz a estos hogares.
Las mujeres vivían en el ostracismo de la sociedad irlandesa, y a menudo las obligaban a dar a sus hijos en adopción.
Los problemas de enfermedades y malnutrición en esos centros están documentados desde hace tiempo. Un informe oficial de 1944 sobre una visita al convento Santa María de Tuam describía a los niños como “débiles, de vientre abultado y esqueléticos”.
La doctrina conservadora católica de la época negaba a estos niños el bautizo y, en consecuencia, el entierro en campos santos.
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