La
historia negra de la Iglesia católica en Irlanda volvió a los titulares
este miércoles al descubrirse casi 800 esqueletos de niños al lado de
un antiguo convento católico de Tuam que albergó, entre 1925 y 1961, a
jóvenes madres solteras.
"Alguien me había mencionado la existencia de un cementerio para
recién nacidos, pero lo que he descubierto es mucho más que eso",
declaró la historiadora Catherine Corless, quien efectuó el
descubrimiento.
Al investigar los archivos de un antiguo convento de Tuam (oeste de
Irlanda), hoy convertido en urbanización, la historiadora descubrió que
796 niños, desde recién nacidos hasta los 8 años, habían sido enterrados
sin ataúd ni lápida, en una antigua fosa séptica convertida en fosa
común.
Estos recién nacidos fueron probablemente enterrados en secreto por
monjas del Convento Santa María, gestionado por las Hermanas del Buen
Socorro. William Joseph Dolan, familiar de un niño que estuvo en esa
institución, interpuso una querella para entender lo que ocurrió en esa
época.
La fosa común fue descubierta en 1975 por los vecinos, que hasta
ahora creían que los huesos eran de víctimas de la Gran hambruna
irlandesa del siglo XIX, en la que murieron cientos de miles de
personas. El convento fue derribado hace años para construir casas, pero
la zona donde estaba la fosa común fue cuidada por los vecinos.
St Mary era uno de los muchos hogares para madres e hijos que
existían en Irlanda en el siglo XX. Miles de mujeres solteras
embarazadas, tildadas entonces de "perdidas", fueron enviadas a dar a
luz a estos hogares. Las mujeres vivían en el ostracismo de la sociedad
irlandesa, y a menudo las obligaban a dar a sus hijos en adopción.
Los problemas de enfermedades y malnutrición en esos centros están
documentados desde hace tiempo. Un informe oficial de 1944 sobre una
visita al convento Santa María de Tuam describe a los niños como
"débiles, de vientre abultado y esqueléticos".
Los registros del convento, recientemente descubiertos, confirman que
los 796 niños murieron de hambre o de enfermedades infecciosas, como el
sarampión o la tuberculosis. La doctrina conservadora católica de la
época negaba a estos niños el bautizo y, en consecuencia, el entierro en
campos santos.
Tras conocerse el origen de los cuerpos, se formó un comité para
recaudar dinero y levantar un monumento con los nombres y edades de los
796 muchachos. El arzobispo de Tuam, Michael Neary, dijo que se reunirá
con las superioras de la orden del Bien Socorro para ayudar con la
tarea.
Por su parte, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, se mostró
partidario de investigar los hogares irlandeses para madres solteras.
"Si no se abre una investigación oficial sobre las inquietudes sin
resolver sobre los centros para madres e hijos, sería importante
acometer un proyecto de historia social para tener una idea exacta del
papel de los centros en la historia de nuestro país", afirmó.
Un secretario de Estado de Educación, Ciaran Cannon, pidió que se
abra una investigación. El consejo de ministros abordará el tema en su
próxima reunión.
Este descubrimiento recuerda otro escándalo, que implica igualmente a
madres solteras en Irlanda. Entre 1922 y 1996, más de 10.000 muchachas
trabajaron prácticamente como esclavas en lavanderías explotadas
comercialmente por religiosas católicas en conventos en Irlanda. Las
internas, conocidas como las 'Magdalene Sisters', eran jóvenes
embarazadas fuera del matrimonio o que habían tenido un comportamiento
considerado inmoral.
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