En Australia, un estudio estableció que el 29.8% de
las víctimas de violencia doméstica física y emocional perpetrado por
parejas o exparejas son hombres (es decir, casi uno de tres), y en los
Estados Unidos, el número de hombres maltratados por sus esposas (3.2
millones) supera al de las mujeres golpeadas por sus maridos. En
Holanda, 40% de los hombres ha sufrido agresiones por parte de su
pareja, pero sólo el 14% ha denunciado. ¿Y cómo anda la cosa en América
Latina?
En estos días se ha viralizado un video que habla sobre la violencia que las mujeres ejercen contra sus parejas. El
video plantea dos escenas: en ambas, una pareja formada por un hombre y
una mujer discute en una pequeña plaza, a plena luz del día, rodeados
de transeúntes y observadores.
En la primera escena, el hombre se comporta de manera agresiva con la
chica, ella intenta esquivarlo y él pasa del abuso verbal a la
violencia física. La gente alrededor se muestra consternada y un grupo de mujeres se acerca para defender a la chica. En la segunda escena, quien se comporta agresivamente es la mujer, pero cuando ésta llega a la violencia física, nadie se acerca a ayudar al hombre,
las cámaras incluso captan algunas risas en quienes observan. La
campaña, difundida en redes sociales con el hasthag #violenceisviolence,
lanza una pregunta: "¿intervendrías?", y remata con una estadística
insospechada por muchos: 40% de los hombres en Reino Unido sufre maltrato por parte de su pareja.El material forma parte de la campaña Man Kind Initiative para reunir fondos que ayuden a sostener un centro de ayuda para hombres maltratados, el cual brinda ayuda telefónica, asesoría legal y terapia. La estadística que aparece al final del video proviene de varios estudios realizados en el Reino Unido. Quienes han investigado sobre el tema señalan que, tal y como ocurre en otras regiones del mundo, los estigmas culturales evitan que las víctimas pidan ayuda o denuncien por miedo a poner en duda su virilidad.
Lo que ocurre en Reino Unido no es un caso aislado.
En los países latinoamericanos se vive una cultura remedial y no preventiva, los problemas se atienden solo si son urgentes, es decir, cuando se han alcanzado niveles alarmantes (ejemplo de ello son los feminicidios en México). En el caso de la violencia hacia los hombres, no solo no es un problema urgente sino que es un tabú. Los hombres que son agredidos por sus parejas sufren en silencio. Debido a los estereotipos de género ("los hombres no lloran", son "el sexo fuerte"), no piden ayuda porque eso implicaría reconocer su vulnerabilidad. Eso, en una región donde el machismo es la ley, equivale a aceptar que han sido humillados por "el sexo débil" debido a su “falta de hombría”.
Las agresiones no se limitan a la violencia física, también incluyen el maltrato emocional y psicológico. Hay mujeres especialistas en denigrar a sus novios o esposos, se burlan de ellos frente a los amigos, los ponen en ridículo frente a sus hijos, usan el sexo para controlarlo económicamente y les restriegan sus fallas para manipular cualquier situación a su favor. Todas estas agresiones producen heridas invisibles, pero profundas y dolorosas como una herida o un golpe. Hay mujeres que no se dan cuenta del daño que hacen, quizás porque vieron que eso mismo ocurría en su casa, desde niñas; hay otras que lo hacen a manera de revancha, perpetuando así un ciclo interminable de violencia.
Ante los planteamientos que hace el video hay dos posibles respuestas: si los hombres no hablan sobre la violencia que ejercen sus parejas es porque el machismo (una de las caras de la cultura patriarcal) también los tiene a ellos sumergidos en la cultura del miedo y el silencio. Y si los que estamos alrededor no hacemos más que reír con incomodidad o sentir vergüenza ajena, es porque no estamos acostumbrados a identificarla como una situación de violencia que necesita ser atendida.
El video trasciende la recaudación de fondos: al visibilizar un problema, somos capaces de reconocerlo y actuar con consciencia. Pero si después de verlo no hacemos nada, entonces nos convertimos en cómplices porque, como dice el eslogan de la campaña, “la violencia es violencia” independientemente de quién la ejerza. Así como los feminicidios o el acoso callejero no son un “tema de mujeres”, la violencia contra los hombres no es un “tema de hombres”.
“Divide y vencerás”, ese es el triunfo del machismo y el fracaso de las relaciones humanas. Por eso es urgente dejar de pensarnos de manera segmentada, necesitamos vernos como personas capaces de sociabilizar los problemas para resolverlos en conjunto.
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