Según cuentan los investigadores en su estudio, el punto de partida para el trabajo fue el razonamiento acerca de que “el orden y el desorden son estados comunes del ambiente que activan distintas partes de la mente, y que pueden beneficiar a la persona con diferentes resultados”.
El primero de los experimentos convocó a 34 estudiantes holandeses asignados aleatoriamente a un espacio ordenado o un ambiente desordenado. Las habitaciones eran iguales y su locación era contigua, por lo que la entrada de luz era la misma. Este ejercicio tuvo tres partes diferentes: primero, los estudiantes tuvieron que resolver un cuestionario durante diez minutos; luego, se les dio la opción de elegir entre una manzana o una barra de chocolate; y finalmente se les consultó si querían hacer una donación de dinero a una organización que regala juguetes y libros a los niños.
Los resultados del primer experimento arrojaron que los estudiantes que se encontraban en la habitación ordenada eran dos veces más propensos a escoger la manzana y donaron mayor cantidad de dinero que los estudiantes de la habitación desordenada. A partir de ello, los investigadores concluyeron que los espacios ordenados inspiran disciplina, elecciones saludables y rectitud ética. Es decir, confirmaron que los ambientes ordenados llevan a reproducir comportamientos que son bien vistos en la sociedad y que cumplen con lo que ésta espera de los individuos que la conforman.
El segundo experimento convocó a 48 estudiantes americanos, repartidos –de nuevo- en dos habitaciones. Para la ocasión, se les pidió a ambos grupos que pensaran y enlistaran al menos 10 nuevos usos para unas pelotitas de ping-pong. Una vez que terminaron y se procesaron los resultados, los investigadores se encontraron con que los estudiantes que estaban en la habitación desordenada consiguieron anotar usos más creativos que los propuestos por los participantes de la habitación ordenada.
Al respecto, los investigadores dicen que los ambientes ordenados representan virtudes rígidas y el correcto camino a seguir; mientras que los ambientes desordenados alientan a las personas a romper con estas convenciones, algo necesario para ser creativo. En conclusión, estar en un ambiente desordenado tendría un efecto estimulante en la creatividad.
“Ser creativo está ayudado por romper con la tradición, el orden y la convención, y un espacio desordenado parece que ayuda a las personas a hacer esto”, explican.
Finalmente, el tercer experimento buscaba analizar los efectos del espacio en la preferencia por lo tradicional frente a lo nuevo. Para ello, se convocó a 188 adultos americanos a quienes se les pidió que eligieran nuevos componentes para su dieta. Para el estudio, se les agregó etiquetas a los productos: unas decían “Clásico” y otras decían “Nuevos”.
Los resultados arrojaron que los adultos que se encontraban en la habitación ordenada eran más propensos a elegir los alimento con la etiqueta de “Clásico”, mientras que quienes estaban en la otra habitación optaban más por los rotulados con la palabra “Nuevo”. Es decir, este tercer experimento demostró que los ambientes ordenados afectan la preferencia de las personas por lo tradicional -dejando de lado lo novedoso-.
Cada uno de estos experimentos confirmó la hipótesis planteada al comienzo y sugirieron que “los efectos de orden físico son amplios y tienen muchos matices. Los ambientes desordenados parecen inspirar librarse de la tradición, producir nuevas ideas. Entornos ordenados, por el contrario, fomentan las convenciones dadas y lo seguro”.
¿Qué piensas sobre este estudio? ¿Prefieres el orden o el desorden?
No hay comentarios:
Publicar un comentario