A un alcalde de un pueblo pesquero mexicano se le puede llamar un marido feliz.
Es que el funcionario cree que es una princesa y que según la tradición le traerá peces, camarones y otros regalos del mar en abundancia.
La novia, como dicta la costumbre, apareció en público cubierta con un velo. Los recién casados han celebrado simbólicamente las procesión nupcial e incluso han disfrutado de su primer baile.
Véalo aquí en el vídeo el insólito acto:
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